3/15/2008

Frases para la historia

Ahora que la ultraderecha retoma su ofensiva y reordena filas mientras encuentra el modo de sacudirse a un Rajoy que es cada vez más un pasivo que un activo para el proyecto neofalangista, y previo a los pactos que se harán tanto a nivel estatal como en el País Vasco, quedan para referencia futura algunas de las declaraciones de María San Gil durante la legislatura anterior, por aquéllo de lo delicaditos de piel que son luego los talibanes del PP:

“Con Franco vivíamos en paz” (Avui, 19/07/2006

A la pregunta "¿Qué hará Rajoy si el día que llegue a La Moncloa recibe un recadito de ETA y tiene una oportunidad similar a la que ha tenido Zapatero?", María San Gil respondió, apoyando la negociación con ETA (apoyando la negociación con ETA, que quede muy claro: "Verificar la voluntad real de ETA de dejar las armas y verificar que sea real y no un chantaje a cambio de un precio político. Hará lo que hizo Aznar y lo que tiene que hacer todo presidente con un mínimo de responsabilidad. El problema es que Zapatero ni se ha molestado en verificar. Y lo que sabemos ahora es que ETA en ningún momento quiso dejar las armas. Se han aprovechado de una falsa tregua para rearmarse." (El Mundo, 21/02/2008

Sin olvidar tampoco su comparación de la fotografía de la reunión de Patxi López y Otegui con la foto de Hendaya de Hitler y Franco.

3/13/2008

¿Esto no es agresión, señor Rajoy?

Don Mariano, mientras se regocija de los apoyos que recibe, algunos más falsos que un euro con la cara de su jefe Jiménez Losantos, no sé si ha podido ver la forma en que diversos sectores que lo apoyan tenazmente para sacar a Zapatero de La Moncloa (así sea acabando con medio país, como dijo Mola) han tratado a la familia de Isaías Carrasco, y especialmente a su hija Sandra.

Como recuerdo vivamente que usted se ha hecho eco cuando alguien como Alcaraz asegura que se "agrede" a las víctimas del terrorismo, y habla incluso de "nuestros asesinos" para referirse a ETA (omitiré el chiste fácil y cruel), me pregunto si tendrá un minuto para lamentar la agresión a estas víctimas de ETA, a menos que considere que siendo de origen obrero y de ideas socialistas, sean "víctimas de segunda" como los muertos de los trenes del 11-M, cuyo delito fue no ser asesinados por ETA, y por ello pagan sus familias (también víctimas, no lo olvide) con el desprecio de una Comunidad de Madrid que no les otorga el apoyo financiero que sí concede con largueza a la Fundación Francisco Franco.

En fin, usted dígame, don Mariano, para cuándo poodemos esperar que defienda a estas víctimas, agredidas por el entorno que ya algunos llaman "pepesuno" de la siguiente manera:
"Reventar de indignación"
"Caballero ZP"
"Adelante España" copia
En este blog, no se pierda la caricatura feroz de Pilar Manjón

3/11/2008

Si no hubiera habido atentado...

José Luis Baltar, del PP de Ourense, ha dicho al diario El Plural: "Como en 2004, en estas elecciones hubo cosas raras", y que ahora, por norma, tres días antes de los comicios hay un atentado terrorista, lo que llevó al triunfo al PSOE. De paso dudó de la sinceridad de las palabras de la hija de Isaías Carrasco, por pensar en las ideas socialistas que marcaron la vida de su padre al hablar ante los medios.

Ya podía don José Luis, decidido a mostrar la cara más repugnante de la sevicia humana, acabar de detallar el argumento, sacado de la lista de correos neonazi "monclovitas", donde los anónimos que alí escriben aseguran sin más que Sandra Carrasco pactó con Patxi López el asesinato de su padre para que ganara el PSOE. Metidos a ser viles, los avatares del odio no conocen límite, porque cualquier cosa que digan será aplaudida por parte de su público.

ETA habitualmente atenta antes de las elecciones, algo que extrañamente ha olvidado la derecha, y ello ha influido o no de la misma manera en todos los comicios. Pero como nunca aceptarán que el voto contra el PP en el 2004 se debió a las mentiras del gobierno, especialmente de Ana de Palacio, Acebes y el propio Aznar, atribuyen su fracaso de 2004 al atentado del 11-M, y mutatis mutandis, la de 2008 al asesinato de Isaías Carrasco.

Pero si ETA no hubiera atentado contra Isaías Carrasco, si no hubiera habido atentado y el PSOE hubiera ganado tal como lo preveían todas las encuestas anteriores al crimen, Jiménez Losantos seguiría considerando a los 11 millones de votantes del PSOE "basura" y "un horror", soñando con matarlos a todos en los siguientes cuatro años. Aún así, la derrota del PP se atribuiría a los mismos culpables, ya fuera argumentando que el PSOE pactó con ETA que no cometiera atentados para asegurar el triunfo socialista en las urnas o bien preguntándose por qué si ETA siempre ha atentado para hacerse notar en las elecciones no lo habría hecho esta vez, y afirmando, por supuesto, con la certeza con la que dicen conocer lo que se dice en las reuniones secretas de la cúpula etarra, que Zapatero había pagado un precio político para evitar atentados que le quitaran el poder, acaso la entrega de Navarra por cuarta vez o algo similar.

Y así, la historia podría reescribirse tal cual, a gusto de una derecha en retroceso hasta la edad de las cavernas, con o sin atentados, e independientemente de la víctima o víctimas que hubieran o no producido los atentados. Un atentado fallido, un atentado tristemente exitoso contra un miembro de otro partido, cualquier acontecimiento puede manipularse del mismo modo.

Lo importante es mentir y promover el odio para conseguir rentabilidad política insistiendo en lo que divide a los españoles y no en lo que los une, buscando la victoria final sobre el cadáver de al menos medio país. Cualquier diferencia con ETA o con Francisco Franco es pura ilusión.

3/10/2008

¿A la derecha o al centro?

El PP debe decidir, como partido al máximo alcance de su representatividad, si considera que ha sido excesivo el giro a la derecha del partido, sus guiños al lepenismo xenófobo, su delirio propagandístico destructivo, su ingreso al club de los agoreros del desastre y su actitud bronca, de matón de patio, de skin lleno de cerveza, cuyo paradigma fue el militante enfurecido que arremetió contra los periodistas del Grupo Prisa. En tal caso, su estrategia será, lógicamente, volver al mundo de la moderación, a la política, a conformarse como una derecha inteligente, dialogante, posibilista y capaz de coexistir con ideas distintas sin anhelar su aniquilación. Esto haría que la sucesión de Rajoy se decantara por sectores con poca presencia en la dirigencia actual, difícilmente por Gallardón como algunos quisieran.

Si, por el contrario, el PP considera que no fue lo bastante duro, que no imitó lo bastante bien a su musa frenética Jiménez Losantos, que debe plantearse, como éste lo hizo el día de hoy, en la posibilidad de trabajar para eliminar a la mitade de España que es "basura", quizá a punta de fusilamientos como los del abuelo, para llegar al final de la nueva legislatura con sólo ese medio país y poder absoluto sobre él, que hizo mal al no abrazar más dulcemente a los grupos más extremistas y que fue demasiado blando al acusar al gobierno legítimo de ilegítimo, traidor, asesino y cómplice de ETA, entonces el relevo traerá a la dirigencia muy probablemente a Esperanza Aguirre, esa dama dispuesta a hacerse con el poder así sea sobornando al adversario.

¿Cuál será la decisión de los militantes del PP? Sin deseos de ser pesimistas, la segunda parece la más viable en el panorama que se puede ver desde afuera del PP. En tal caso, José Blanco es ingenuo al creer que disminuirá la crispación orquestada por el PP y, por el contrario, estamos al borde de una legislatura con una oposición cuasigolpista, que irá aún más lejos de donde se atrevió a llegar Mariano Rajoy, llamado en más de una ocasión "Maricomplejines" por el hombre más impune de Europa, Federico Jiménez Losantos.

España será la que pierda más, sin duda, si algún día añoramos la legislatura 2004-2008 como una época tranquila y de ligeras confrontaciones.

3/07/2008

La indecencia

El PP parece empeñado en utilizar el cobarde asesinato de Isaías Carrasco para sus fines electorales y políticos. Desde que Mariano Rajoy aprovechó el asesinato para reiterar su posición, implicando que el trabajador socialista había sido asesinado por las políticas del PSOE, los demonios se soltaron.

¿Qué tiene que ver, señor Astarloa, señores que lo dirigen, el asesinato de Isaías Carrasco con las reivindicaciones propagandísticas y electoreras que quisieron introducir en un documento unitario de la democracia, de todos los partidos, con objeto de convertirlo en el último volante de campaña de un PP sumido en el odio irracional y el extremismo semiclandestino? La mayoria de las personas dirá que nada tiene que ver, que ETA mata porque no ha conseguido convencer a la ciudadanía vasca de su representatividad, porque no ha logrado doblegar a ninguno de los gobiernos de la democracia, y a ninguno le ha podido arrancar sus reivindicaciones políticas, de modo que finge "acciones militares" que no son sino actos delictivos alejados de toda lógica militar. Pero si el señor Astarloa, el señor Aznar y el señor Rajoy afirman que las dos propuestas rechazadas por la mayoría de los actores políticos (el compromiso de "no negociar nunca" con ETA y el compromiso de "derogar la autorización del congreso para el diálogo con ETA") pertenecen a un acto de repulsa a un asesinado, lo que están diciendo es que la muerte de Isaías Carrasco nada tiene que ver con la lógica perversa de ETA, sino que fue una muerte debida a la negociación con ETA y a que el Congreso tomó el acuerdo de autorizarla.

Si ésa es la insidiosa sugerencia, se debería explicar por qué ha matado ETA en otras ocasiones, bajo otros gobiernos, habiendo o no habiendo diálogo (en el que han participado todos los gobiernos de la democracia.

No interesa explicar, interesa hacer, como durante cuatro años, un uso indecente, siniestro y moralmente despreciable de las víctimas de ETA.

ETA mata porque no sabe actuar de otro modo. ETA no piensa en términos electorales, le trae al pairo que gobierne el PP, el PSOE o cualquier partido democrático. Creer lo contrario es desconocer por completo el funcionamiento de las organizaciones clandestinas, la descomposición ideológica que implica y la distorsión de la visión de la realidad que predomina en sus análisis. Si no se hubiera intentado el diálogo, ETA mataría, si se mantuviera, ETA mataría, si gobernara Mariano Rajoy y repitiera diariamente que nunca negociaría, ETA mataría, y si Mariano Rajoy negociara con ETA, ETA mataría. No entender esto es interesado y sería tonto si no fuera miserable.

Sin detenerse en su campaña, que sigue hoy por SMS e Internet, el PP o, para ser justos, su dirigencia, sigue en el "todo vale" y en la despreciable identificación de ETA con la izquierda democrática.

Hace unos días preguntábamos si los dirigentes que se han escriturado el PP habían perdido la decencia completamente. La respuesta parece ser, lamentablemente, que no.

¿Franco o ETA?

Matar inocentes por sus ideas.

Ejecuciones sumarias decididas en la oscuridad.

Paseos que terminan en asesinato.

Uso del terror para hacer su voluntad.

Cancelación de la libre expresión y el libre pensamiento.

Odio a la democracia y al voto.

Cobardía y violencia.

Hijos de puta.

ETA mata

Hijos de puta.

Ellos y los que los han jaleado.

Hijos de puta.

Ellos y los que dijeron que entregarían armas para favorecer al gobierno español.

Hijos de puta.

Hijos de puta.

3/05/2008

La negociación política con ETA

Una de las más conocidas - y socorridas- falacias argumentales que se utilizan en los debates, sean los del corazón o los políticos, es la conocida como "falacia del espantapájaros" u "hombre de paja", que consiste básicamente en representar la posición del adversario de una forma convenientemente falsa y sesgada y después atacar esa representación, en lugar de argumentar la posición del contrario. Así, la afirmación "Los homosexuales deben tener derechos iguales en la sociedad" se puede caricaturizar como "se dice que todos deben probar a ser homosexuales", y después se puede atacar la descabellada propuesta de que todo mundo experimente la homosexualidad, dejando de lado la afirmación original. Esta táctica marrullera es propia de personajes como el vocero de Aznar, Miguel Ángel Rodríguez (de quien tomamos el ejemplo), de Jiménez Losantos y de Pérez Dragó, el hombre para el que Falange es demasiado "progre".

La negociación "política" con ETA ha sido el hombre de paja más activo del PP en la campaña, y lamentablemente el PSOE, su presidente José Luis Rodríguez Zapatero y sus dirigentes no han respondido adecuadamente a este ataque. No sabemos por qué, hasta el segundo debate Zapatero dijo que ETA había roto la tregua precisamente por no obtener concesiones de carácter político, y si no se dijo antes bien podría ser parte de la estrategia del gobierno en su manejo de la política terrorista, que es su atribución, responsabilidad, obligación y privilegio. No hay gobierno sin secretos, y la lucha contra una organización como ETA demanda enorme discreción a riesgo de multiplicar las víctimas.

Pero la pregunta importante es, si el PP ha repetido hasta la saciedad que se ha negociado "políticamente" con ETA, es, primero, definir "políticamente". Este adjetivo se refiere a concesiones de orden político que atiendan a las reivindicaciones políticas del grupo terrorista, y que no son sino la independencia del País Vasco, considerado como una entidad que incluye al País Vasco francés y a la comunidad Navarra, y en segundo lugar la amnistía para los presos etarras. Si tal es una negociación "política", la pregunta inevitable es cómo conoce el PP los contenidos de las conversaciones del gobierno español con los representantes terroristas. Aquí, la más mínima malicia política nos diría que, si el PP y su líder Mariano Rajoy dispusieran de información real, la habrían hecho pública para servir a sus fines políticos. Decir que el señor o señora Fulánez, negociador con los terroristas, ofreció la independencia a ETA en la ronda de negociaciones del tal día, celebrada en tal lugar, sería un golpe realmente duro que demostraría que el PSOE ha hecho lo que ha negado hacer.

Pero el PP no lo ha hecho, y para un observador eso representa un indicio sumamente confiable de que no dispone de información al respecto, que se ha marcado un farol monumental que, por motivos no muy difíciles de imaginar, ha dejado pasar el gobierno pensando probablemente en que revelar datos que comprueben que no hubo negociaciones políticas significaría poner en riesgo vidas, prestigios, carreras y espacio de maniobra que a todos conviene que tenga quien encabeza el estado. O pensando, que es legítimo, que el gobierno no tiene obligación de demostrar que su adversario miente, sino que correspondería al adversario probar sus graves (gravísimas) afirmaciones.

Por desgracia, los medios de comunicación han omitido también la responsabilidad de preguntarle al señor Rajoy cómo sabe que las atrocidades que afirma son verdaderas, si puede probar que así es y así ha sido, preguntarle a Aznar qué pruebas puede ofrecer de que en los próximos cuatro años se negociará políticamente con ETA y, finalmente, preguntarle a ambos por qué, si Zapatero ha negociado políticamente los fines de ETA y se ha plegado a la banda, no ha ocurrido nada de lo que debería darse en función de ese acuerdo (independencia, reconocimiento y amnistía) y en cambio se ha dado lo opuesto, la ruptura del "alto al fuego permanente" de tan corta duración y el inicio de una nueva campaña de terror.

Afirmaciones de tal calado requieren, en ciencia y en política, pruebas de igual nivel.

3/04/2008

El mismo guión

Si algo se puede decir de Mariano Rajoy es que es un hombre firme en sus errores. El guión que le prepararon sus asesores y su juicio personal para perder el primer debate con José Luis Rodríguez Zapatero, niña incluida, fue repetido a la letra en el segundo debate, con el previsible resultado de que perdió el debate con un margen aún superior al de una semana atrás. Atrabiliario, negativo, repetitivo hasta que el votante se pregunta si este personaje lo considerará tan bobo que no pilló lo de ETA las primeras cinco o seis veces, sin una sola propuesta concreta, derrapó ante un Zapatero preparado, que conocía mejor incluso las intervenciones de su oponente en el Congreso que el propio Rajoy, que no perdió los estribos ante la andanada de ofensas y despropósitos en que se empeñó el candidato de derecha.

Zapatero cambió de guión con propuestas, que muchas personas deseaban escuchar, pero manteniendo su tranquilidad y talante para desesperación de algunos que desaban a un candidato más combativo, que defendiera mejor la diferencia entre "negociaciones" y "contactos" con ETA que ha sido la confusión base de la campaña de la derecha, que explicara que son los jueces y no el ejecutivo quienes permitieron a los partidos abertzales vascos presentarse a las elecciones, o que quien rompió el Pacto Antiterrorista fue el Partido Popular.

Pero la estrategia de Zapatero parece haber funcionado a la luz de las pocas encuestas que se pudieron tener antes de las doce de la noche, en el apagón de encuestas que impone la ley electoral.

Lo más extraño de todo, lo que realmente sonaba a una especie de mundo de fantasía que desafiaba las pasiones de los más militantes rajoyistas, era la promesa de un gobierno incluyente, dialogante y abierto que ofreció el candidato de la derecha al menos una vez. El líder de la oposición que no aceptó ninguna negociación, que tuvo como única estrategia y táctica el "no a todo" y la evaluación negativa, catastrofista y promotora de la división, el odio y la confrontación, el político que consideró tan "bonita" la manifestación antigobierno convocada por él y en la que participó con gran orgullo la ultraderecha, el hombre del sabotaje para llevar agua a su molino, caiga quien caiga, ofrece diálogo y negociación, esperando, de alguna forma, que alguien le crea.

Escucharlo trae inevitablemente al recuerdo a Joseph Welch, que defendiendo a un joven abogado de las insidiosas acusaciones del senador Joseph McCarthy se dirigió a éste y le espetó: "Ya ha hecho suficiente. ¿No tiene sentido de la decencia, señor, en última instancia? ¿No le queda ningún sentido de la decencia?"

Pregunta que muchos desearían que les respondiera Mariano Rajoy.

3/02/2008

No hay mentira demasiado grande

La afirmación de que Zapatero negocia con ETA desde 2002, o que tiene una estrategia armada con los terroristas desde el 2000, es un homenaje tardío pero sentido a Joseph Goebbels, ese personaje que siempre se planteó que si se iba a mentir, había que hacerlo en grande, pues daba igual.

Entre tanto, convencidos por la retórica absolutamente desbocada de una derecha por un lado envalentonada al haberse apoderado del partido democristiano español y por otro lado desesperada porque la campaña de su candidato no acaba de levantar el vuelo, unos encapuchados, presuntamente militares apalearon el pasado 8 de febrero a tres soldados de origen latinoamericanl. ¿Serán ésos los que ya no caben? ¿Quiénes serán esos que hacen a Rajoy afirmar "no cabemos todos"? ¿A quién excluimos y las pensiones de quién nos cargamos en el proceso? La propaganda del odio no para mientes en esos pequeños detalles.


Goebbels dijo, afirmando disponer de pruebas, que los judíos sacrificaban niños en ceremonias atroces, y tenían una bien armada conjura con lo peor de la sociedad para sacrificar a Alemania y a los alemanes. Las pruebas nunca aparecieron, como no han aparecido las armas de destrucción masiva que Aznar aseguró que tenía Irak, pero el destrozo y el dolor ocasionados sí aparecieron y permanecen.

El PP está montado en la gran mentira. Dentro de poco, antes del fin de la campaña, no será extraño escuchar a algún dirigente del PP afirmar que Zapatero es el jefe político y militar de ETA desde los 16 años, que los socialistas se comen a los niños y que pretenden enviar nacionalistas a violar a todos los españoles, sin distinción de edad, sexo o condiciones de salud.

Esta avalancha de mentiras que dura ya años por parte del PP no puede ser detenida sino desde dentro de esa organización política, por un electorado y una militancia que están cada vez más incómodos con el tono intolerante y violento de sus jefes. Que sean derrotados en las urnas es plausible, cada día más, pero no resuelve el problema, que es si los votantes del PP están dispuestos a ser valedores de otros cuatro años tan lamentables como los que ofreció su partido en esta legislatura o toman la decisión de poner orden y devolver cierta moderación y filosofía política seria al grupo de hooligans atrabiliarios de la política en que se ha convertido su cúpula.

3/01/2008

Para que no haya dudas

"Toda nuestra estrategia está centrada en hacer titubear a los votantes socialistas. Sabemos que nunca votarán por nosotros. Pero si podemos sembrar suficientes dudas sobre la economía, la inmigración y los asuntos nacionalistas, quizá se queden en casa."

"Será difícil aumentar nuestros votos. El PP tiene una imagen muy dura de derecha en este momento. Incluso nuestros propios votantes piensan que son más centristas que el PP."

Gabriel Elorriaga, estratega del PP, hablando para el Financial Times

¿Más del padre de la niña?

Si para algunos resultó sospechoso el parecido familiar entre la niña del cierre de campaña de Felipe Calderón, presidente de México y gente del movimiento neofascista armado "Yunque", y la niña con la que Rajoy se despeñó en la prédica cursi al terminar de perder el primer debate previo a las elecciones del 9 de marzo, para otros resulta aún más sospechosa la táctica del miedo que han ejercido de modo asombrosamente parecido Calderón y su Partido Acción Nacional, y Rajoy y su Partido Popular.

Ante una campaña en la que su gris personalidad no le permitía obtener votos, y como parte de un esquema político ya vencido por el centroizquierdista Andrés Manuel López Obrador, jefe de gobierno de la Ciudad de México, Felipe Calderón asumió la estrategia de anunciar que, textualmente, "López Obrador es un peligro para México". La campaña fue masiva, intensa y brutal, apoyada por prácticamente la totalidad de los medios electrónicos e impresos de México, todos aliados del poder, y no fue necesario argumentarla. Nunca se dijo ni por asomo cuáles eran las previsiones que permitían suponer que la nación estaría en peligro de ganar laws elecciones López Obrador. Muchos, por entonces, atribuyeron la "campaña del miedo" al asesor estrella de Calderón y el PAN, Antonio Solá, quien también llevó a José María Aznar a hacer campaña por Calderón en México, violando todas las leyes de esa nación.

Y lo curioso, claro, es que el asesor estrella de Mariano Rajoy es hoy el mismo Antonio Solá, el mismo al que algunos le atribuyen haber metido a Aznar en esta campaña después de que Rajoy afirmara contundente, en el debate cataclísmico, que "Aznar no está en esta campaña". Y tanto el discurso de Rajoy como el de Aznar se montan en el miedo, en las palabras "peligro" y "riesgo" para España, en la posibilidad de que el actual presidente "se cargue" a España (no dicen cómo) y de que no pueda administrar la situación económica actual tan bien como lo haría Rajoy (sin explicar qué haría uno u otro, por supuesto), hasta llegar a la mentira rigurosamente vigilada de Aznar, que ha inventado una nueva negociación del gobierno español con ETA, a coro con el presidente de la AVT, el señor Alcaraz, en una de esas coincidencias increíbles. ¿Qué datos tiene Aznar de que esta negociación está ocurriendo? Ninguno, pero no parece importar.

Si el cálculo del señor Rajoy, de sus asesores, de Aznar o de quien quiera que lleve las riendas en esta campaña, es que se repita lo que ocurrió en México, olvidan un elemento clave: para hacer presidente a Felipe Calderón fue necesario un colosal fraude electoral demostrado más allá de toda duda razonable, en el que se implicó a una gran cantidad de cómplices habituados a la impunidad en esa nación. Y un fraude así parece, de momento, inimaginable en España.

O bien podría ser que estemos equivocados y que todo, todo, sea una coincidencia asombrosa, que cosas más raras se han visto, dicen.