10/31/2007

11-M, la sentencia

El fantasma del brutal atentado fundamentalista del 11 de marzo de 2004 (11-M) en los trenes de cercanías de Madrid sigue acosando al Partido "Popular" y a sus principales dirigentes. Para muchos, resultan inolvidables las instantáneas de aquellos días: la imagen del Ministro del Interior, Ángel Acebes, culpando a ETA, mientras le hacía coro el portavoz del gobierno de Aznar, Eduardo Zaplana, los inauditos telegramas enviados al cuerpo diplomático ordenando culpar a ETA sin mediar juicio ni investigación policiaca, la premura para conseguir que el Consejo de Seguridad de la ONU mencionara a ETA como responsable del atentado en su condena al acto terrorista. Pero también es inolvidable el intenso bombardeo intoxicador de los mismos, apoyados en sus pilares mediáticos (como El Mundo, Libertad Digital, COPElosantos, etc.), sugiriendo en todo momento la inocencia de los terroristas integristas y buscando acusar a ETA para justificar las mentiras de Aznar, Acebes y Zaplana los días 11, 12 y 13 de marzo de 2004.

Pues no hubo conspiración etaislamistasocialista, y sí hubo mentira e intoxicación informativa por los de siempre. La sentencia es tan brutal contra ellos como contra los principales asesinos sobrevivientes, con la salvedad de que además tenemos que ver el desagradable espectáculo de unos señores mayores de edad afirmando que no dijeron lo que dijeron, lo que siempre es motivo de vergüenza ajena.

Pregunta beatífica

Señores Rajoy, Zaplana, Acebes, Jiménez Losantos, Pedrojota, et alii: ¿no rompe a España hacer justicia al estilo católico a las víctimas católicas de los republicanos españoles durante la guerra de 1936-39 beatificándolos en 2007? ¿Si España soporta eso sin problema, por qué no soporta hacer justicia a los defensores del gobierno legal y democráticamente establecido al estilo de los demócratas, recuperando los restos de las víctimas asesinadas enter 1936 y 1975 para sepultarlos debidamente y quitando los nombres de sus asesinos de los espacios públicos?

Vaya, perderíamos menos tiempo si ustedes, señores, aceptaran que, pese a aceptar la democracia y no aplaudir en público a los sectores más brutos de la derecha, siguen siendo nostálgicos del franquismo y comparten las apreciaciones de Jaime Mayor Oreja de la negra época de la dictadura militar como un período de extraordinaria placidez... ¿no les parece? Nadie se sorprendería, pueden estar seguros.

10/16/2007

La bandera olvidada

Siempre he considerado que para España ha sido nocivo el que la bandera y la idea del patriotismo y la nacionalidad hayan sido secuestrados por el fascismo y la derecha más paleolítica. Pero así es la situación, y para muchos españoles la bandera que debiera ser de todos es "de ellos" o "de nosotros" que no somos como "ellos", que pese a ser españoles no caben bajo la bandera.

Por supuesto, los dueños de la bandera pueden hacer con ella lo que les venga en gana. Por ejemplo, en los tiempos del reinado de Josemari Primerísimo, cuando ETA era el "Movimiento de Liberación Vasco" a ojos del gobierno que negociaba con ellos, muchos ayuntamientos vascos, principalmente, omitían el uso de la bandera española por haches o erres, pero los dueños de la bandera lo permitían con magnífico desdén. Niñerías, tonterías, nada para quitar el sueño al conductor de los destinos del estado, claro.

Pero con los socialistas en el poder, los dueños de la bandera han decidido de pronto, sin motivo aparente ni necesario, que esa práctica que toleró su jefe ideológico (quizá sea un exceso calificarlo así) resulta inaceptable que también la tolere, en aras de una convivencia pacífica que han decidido que no les conviene el gobernante socialista. Y lo hacen, claro, esperando que nadie se dé cuenta. Lo hecho por el PP no se le permite al PSOE por decreto. Punto.

Uno, que es de la vieja escuela, por los días de la fiesta nacional escuchaba antes que marchas militares y proclamas encendidas de gilipollas con ganas de poner un pie sobre un cañón gritando "muera la inteligencia", una vieja -o no tanto- canción de Víctor Manuel:

ESTO NO ES UNA CANCION

Cuando hablen de la patria
no me hablen del honor
no me cuenten batallas
gandas cara al sol
Tal vez si me contaran
que no importa el color
ni el sexo, ni la raza
o el bando en que luchó

Cuando hablen de la patria
no me hablen del valor
ni jueguen con el sable
ni tachen de traidor
al que la lleva dentro
pegada al corazón
y no anda por la calle
con ella en procesión

Cuando hablan de la patria
no olviden que es mejor
sentirla a nuestro lado
que ser su salvador
por repetir su nombre
no te armas de razón
aquí cabemos todos
o no cabe ni Dios.

¿Cabemos?